En el año 2009 ya rodeada de mujercitas, tres hijas y tres nietas, nace mi primer nieto varón Felipe. Nació con una alteración genética que le producía una hipotonía severa y retraso en su desarrollo. A los dos años y medio diagnosticaron autismo. Felipe desde entonces, ha sido mi inspiración y a Él le dedico con todo mi corazón esta colección de libros SOY.
Desde el diagnóstico y aún antes, notando que su desarrollo no era el esperado, iniciamos con el apoyo de mi esposo médico German Leguizamón un camino de búsqueda infructuosa tratando de hallar un lugar adecuado para sus terapias sin encontrarlo; fue así como en el año 2014 decidimos dar esperanza de rehabilitación a niños con autismo y otras condiciones especiales y realizamos un sueño, crear la ‘’Fundación FEL sonrisas especiales’’ lugar campestre, hermoso, rodeado de naturaleza, con espacios amplios y cómodos para los niños y sus acompañantes; allí rebosamos amor y comprensión tanto a nuestro nieto como al resto de los niños que como él sienten y ven el mundo diferente. Siempre hemos contado con el apoyo profesional de un grupo de terapeutas especializados dando integralidad a su recuperación. Nuestro inicio fue con 6 niños, actualmente son 64, todos ellos hacen parte familias de escasos recursos económicos.
Mi deseo editando esta colección de libros es que se centre en niños reales, nuestros héroes de carne y hueso, niños valientes que luchan día a día por lograr un mínimo avance que celebramos como si fuera gigantesco y al tiempo enseñar y concientizar sobre cada una de las diferentes condiciones o habilidades diversas. Me sentiría totalmente realizadas si logro despertar en cada niño que lea nuestras historias sentimientos de solidaridad, aceptación, inclusión y respeto hacia la diferencia y que una vez sensibilizados transmitan esa semilla y la multipliquen a sus semejantes.
La colección SOY es por fin una realidad, logré un propósito de la mano de mi hermana Patricia Baquero, mi ‘’Alma gemela’’, quien a pesar de no estar en Colombia, me envío su Arte en Acuarela, gracias a la tecnología y al corazón que no conoce fronteras.